Una respuesta sindical ante el racismo y la represión

El racismo y la discriminación se han dado en casi todas las etapas por las que ha ido evolucionando la sociedad pero, vamos a centrarnos en uno de los brotes más grandes que se han ocasionado en Andalucía el cual, ha desatado el racismo en este territorio y ha
desencadenado una lucha titánica para combatirlo por parte de numerosas organizaciones, entre ellas, el Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras, que ha desempeñado un papel muy importante en esta batalla racista, xenófoba y fascista.

Nos remontamos a los años 80, época en la que se empieza a desarrollar una agricultura intensiva en todo el poniente almeriense ya que, el clima característico de la zona, favorecía la implantación de invernaderos. En esta provincia, hay condiciones geográficas, culturales, climatológicas, orográficas… que dan lugar a que primen otra serie de sectores, los cuales no son del ámbito jornalero, pero en el momento en el que estos invernaderos se pusieron en marcha y empezaron a funcionar, era necesaria una mano de obra jornalera. Por eso, este lugar logró ser un atractivo para mucha gente migrante que llegaba a esa zona y que éste era el único trabajo que podían desempeñar. Aprovechándose de su situación, ya que estas personas venían en patera (la mayoría) y llegaban sin documentación, los empresarios empezaban a contratarlos sin ningún tipo de regularización. Todo esto provocó un “efecto llamada” para muchas personas migrantes que llegaban a la zona en estas condiciones. Se empezó a acumular una cantidad enorme de gente migrante que se asentaban en los pueblos para desempeñar este trabajo pero que no tenía un buen alojamiento ya que no poseían de una vivienda, vivían sin agua potable, sin luz… Esta multitud ocasionó un problema de falta de necesidades primarias como son el médico o la escolarización y generalmente, una falta de infraestructuras en los pueblos de la provincia almeriense. La situación de aglomeración que se estaba creando en un punto determinado geográficamente, empezó a provocar un clima de rechazo hacia estas personas en algunas poblaciones. Donde más se agudizó esta problemática fue en la localidad de El Ejido (Almería). Ante un conflicto que aparentemente parecía normal y que podía darse en cualquier pueblo, se destapó una actitud o ideología que estaba “dormida”: el RACISMO hacia las personas migrantes.

A partir de ese momento, el 6 de febrero del año 2000 se comenzaron a producir lo que en la actualidad llamamos “los sucesos de El Ejido”. Fue un estallido de los vecinos de El Ejido donde cargaron contra numerosos inmigrantes: quemaron chabolas, apalearon a gente y se cobraron muchas vidas.

El Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras (SAT), en ese momento el Sindicato de Obreros del Campo (SOC) ya llevaba más de 20 años defendiendo los derechos de los trabajadores y trabajadoras de Andalucía y luchando por unas condiciones justas, tanto laborales como sociales, pero esta situación de racismo y xenofobia, acaecida por el fascismo de la zona, causó que nuestro sindicato reforzara más su mirada hacia este sector de gente ya que, en ese momento, eran las personas más vulnerables y los más necesitados, los cuales no podíamos consentir que se aprovecharan de ellos/as por su situación jurídica y que fueran masacrados de tal manera por venir a nuestro territorio a buscarse la vida.

El SOC-SAT empezó a estructurarse más sólidamente en esta provincia (Almería) para combatir estas escenas de racismo que se daban continuamente. Nos volcamos solidaria y humanamente en fortalecer la organización en esta zona para poder atender a los trabajadores y trabajadoras en sus derechos laborales, en la legalización de sus papeles, en la búsqueda de una vivienda…
En definitiva, en la persecución de la mejora de sus condiciones de vida. Este trabajo que realizamos voluntaria y sindicalmente en esta zona ayudó, en cierta manera, a estabilizar la situación del lugar, siendo un baluarte importante contra el racismo, la xenofobia y el fascismo, aunque éstos quedaron implantados, al igual que en las diferentes partes del mundo. Pero la situación que se estaba produciendo, consiguió asentarse. Motivado por los hechos producidos en Almería, el fascismo ha crecido en esa zona. Sin ir más allá, en las últimas elecciones, la primera fuerza política fue VOX, partido de extrema derecha.

A partir de los años 90, esta postura de inmigración o “temporerismo” sin control llevada a cabo en los últimos años, se traslada a Huelva con el tema de la siembra del fruto rojo. En esta provincia hay alrededor de 11 mil hectáreas de cuatro cultivos fundamentales: la mora, la frambuesa, la fresa y los arándanos.
En estos dos focos principales de mano de obra migrante (los invernaderos de Almería y Huelva), se comienzan a normalizar los abusos y la explotación hacia estas personas. El sindicato comienza a realizar una labor de asesoramiento con nuestra asesoría jurídica, de denuncia ante estas situaciones vergonzosas, de atención… No solo intervenimos públicamente, también hemos interpuesto denuncias ante la Inspección de Trabajo, hemos hecho visitas a los asentamientos donde hay migración jornalera sin regularizar y hemos podido comprobar la triste y dura realidad de estas personas que llegan aquí pensado que van a tener un trabajo y con ello, una vida mejor y se chocan de frente con la realidad en la que acaban viviendo en asentamientos en condiciones infrahumanas.

Actualmente, seguimos en la lucha. El sindicato no solamente los ayuda de manera laboral o con el tema de la regulación de los papeles… sino que también ejerce una acción social y humanitaria puesto que, hay veces que hemos hecho labores de alimentación a los inmigrantes, reparto de alimentos tanto en Huelva como en Almería, hemos implantado placas solares en los asentamientos de Huelva para que tuvieran luz y pudieran cargar los móviles… Incluso adquirimos sedes sindicales en Roquetas de Mar, El Ejido, Almería y Huelva capital para que pudieran acudir estas personas y poderles proporcionar la asistencia, el asesoramiento o la ayuda que necesitaran en ese momento.
Además de que el sindicato hace esa labor sindical más fuerte en esos dos puntos donde más se aglomeran este tipo de personas y donde más se focaliza el racismo por los motivos explicados anteriormente, hacemos nuestras acciones sociales y sindicales para ayudar y defender a todos los inmigrantes y trabajadores/as de toda Andalucía.

A día de hoy, desgraciadamente, situaciones de abuso y explotación como estas se ven todos los días y se acentúan con diferencia en estas provincias. Por eso, el SOC-SAT está PRESENTE en todos aquellos conflictos, facilitándole la vida a los migrantes y denunciando ante organismos oficiales estos hechos, realizando una labor antirracista donde predomina el compañerismo para contrarrestar el racismo, la xenofobia y el fascismo que lo provoca.

Desde el Sindicato de Obreros del Campo (SOC) y el Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras (SAT) esperamos que nuestras acciones y nuestra lucha pacífica dé sus frutos y se termine con estas ideologías provenientes del fascismo. Llamamos a la ciudadanía a denunciar esas actitudes inhumanas que fomentan la discriminación y el odio en la sociedad, impidiendo una convivencia en paz de todas las personas. Nuestro sindicato siempre estará al frente, a pie de tajo, defendiendo las injusticias y fomentando la paz de todo el territorio.

¡NO AL RACISMO, NO A LA XENOFOBIA! TODOS SOMOS IGUALES.
¡TRABAJO SÍ, PERO CON DERECHOS!

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